Páginas

13 julio 2012

De evasión y ausencia

El cenicero repleto en la nevera, descubrirme colgada en el sonido de un teléfono comunicando, olvidar las llaves y cómo se llaman algunas cosas. Despistes cotidianos, mi querido Watson. O las hormonas, los cúmulus limbus o simples ganas de salir corriendo, de tirar la toalla o no resignarse y resignificarse una y otra vez. Solemos creer que cuando una situación se alarga, sea amable o maléfica, durará para siempre. Pura asociación libre. Hilvano pensamientos dentro de esta vorágine llena de ausencias. Levanto el vuelo con una facilidad pasmosa, me voy, no existo. Lo peor es no saber dónde puedo haber estado. Un desfile de olvidos llama a mi puerta a diario. Dice el tordo que es estrés, pero yo creo que es puro aturdimiento. Estoy en MI, podría explicarle.
Qué se busca cuando se busca, doctor?
Menos mal que está mi madre. En realidad no está pero la escucho con bastante frecuencia. Es lo que tiene conocer tanto a alguien, que sabes qué te dirá según cada momento y sus frases repiquetean en la cabeza. Supongo que es una forma de cuidarse. El tomarse a uno mismo como hijo también es cuestión de supervivencia.

3 comentarios :

Salvador Quijada dijo...

Me identifico plenamente.
Soy muy despistado.
Es posible que la causa de ello sea que no me gusta mi propia realidad.
Supongo que todos necesitamos marchar hacia una nube de vez en cuando.
Espero que continues escribiendo.
Lo has bordado una vez más.

Claudia Souza dijo...

Hola, Salvador: creo que nos están haciendo falta unas buenas vacaciones, incluso emocionales.
Gracias por estar, una vez más.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hace algunos días leí en alguno de los libros que tengo abiertos simultáneamente, que el estado de confusión no es malo en sí mismo, y que es síntoma de movimiento, y que siempre es más positivo que la inercia, aunque esta sea dentro de un estado de bienestar (la dichosa zona de confort). Creo que está en nosotros salir de esa confusión hacia un nuevo estado de reordenamiento interno y externo.

¿Alguna vez pateaste un hormiguero de niña? Las pobres bichas parecen enloquecidas, yendo de un lugar a otro sin sentido aparente, chocándose unas con otras... y sin embargo luego de un rato, ya hay nuevamente paz, orden y reconstrucción ¿No será que tal enloquecimiento no es otra cosa que "movilización" y que los aparentes choques es una rápida estrategia para sincronizar información? Podría ser...

Pablo

¿Y tu hormiguero como va...?