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21 abril 2009

De cartas sobre la mesa

Cuando me busques ya no he de estar.
Me encontraré surcando otros caminos.
Me encontraré colgando de los trenes con el cabello al viento y desabotonada en el escote la blusa.
Me encontraré gastando los zapatos que me compraste aquella vez, cuando aún podías quitármelos y hundir
tus vigorosas manos en mis cansados pies.
Para esta mañana ya habré partido
rumbeando y saboreando viajes alocados.
Con las alas abiertas, de par en par luminosas y blancas y enteras.
Con los ojos bien alegres, la sonrisa espléndida, el rostro pleno y candoroso y el alma en ciento ochenta.
El sueño y la rutina ya se habrán espabilado.
Estos años tiernos y hasta ayer tan mustios volverán a palpitar, a encender la esencia.
Y esta absurda melancólica, para cuando la busques, habrá comenzado a vivir.

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