Páginas

21 abril 2009

De rubios espectros


Pasada la hibernación, hechos los recuentos de miserias y meteduras de pata, llego irremediablemente a la conclusión de que estoy en posición de pegarme ya un tiro. No tengo salvación, ni tabla siquiera. Pero antes de eso tengo varios asuntos pendientes, sobre todo con mi alma. Estoy peor de lo que suponía, sigo esperando el milagro del encuentro. Hechos los oportunos ruegos, me voy aún sin respuesta. No importa, eso también me salva. Necesito hacer mis duelos. Es difícil renunciar a quien te espanta. Y no te espanta por horror, todo lo contrario. Te espanta por que no sabes cómo pero vuelve por demás a aparecerse. Es como un espectro que se enciende a la más mínima llamada. Es un espectro y, por tanto, no sabe ni siente. Cuántas veces lo tuve delante sin que se enterara? Como todos los espectros, tiene que marcharse, tengo que soltarlo, que él no sienta que me huye, que no sienta yo que me evade. No se puede ir mendigando, ni siquiera a los espectros. Por eso creo que el tiro me lo reservo. Puestos a hablar, ni siquiera tengo armas. Es un tiro al corazón, digamoslo claro. Un cigarro, por favor.

No hay comentarios :