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30 noviembre 2015

Inconfesable

Es difícil descifrar qué de cierto habita en mí sobre ti.
Me refiero a imaginar que tu mente me acomoda justo cuando te evoco. 
Me refiero a fantasear con la no casualidad de los encuentros. Como si el azar fuera cómplice de tu búsqueda solapada, como si la sorpresa al hallarme fuera tu mejor coartada.
Me refiero a que de pronto te conviertas en mirador furtivo disciplinado, y yo no sepa qué es invento ya o corazonada.
Me refiero a decidir si ignorar esta certeza en las entrañas o columpiar la incertidumbre hasta que ya no quede nada.
Así que espero, siempre espero un poco triste temiendo que la intuición haya sido devorada por las ganas.

Imágen: "Escena en el café" Raphael Soyer

06 febrero 2015

Ensayo previo al fin de semana

http://meroarte.com/obra/hombre-con-barba


Los hombres con barba de mirada clara, sonrisa amplia, voz 
cavernosa y fuertes brazos. Los hombres con barba 
de mirada clara, fuertes brazos 
y rubio cabello. Los hombres 
con barba de mirada 
clara y andar resuelto.
Los hombres 
con barba 
de mirada 
clara.
L
o
h
o
m
bres
con barba.

05 febrero 2015

De fantasmas domésticos

"Defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas.."
Defensa de la alegría. Mario Benedetti
Imágen: "Madre e hijo" Tamara de Lempicka
Víctor tiene cinco años y es el segundo hijo.
Espera a su madre, cada tarde, sentadito en la entrada a la casa familiar.
Sus grandes ojos sonríen y la abrazan en cuanto abre la verja. Después, no se despega ni un segundo de su lado. La invita a ver sus dibus, a colorear tirados en el suelo, a armar puzzles y bailar juntos recorriendo alocados el salón.
Más tarde un cuento con el baño tibio y espumoso, con los juguetes flotando alrededor de su hermoso cuerpecito, de su inerte cuerpecito.
Al primero le dio menos tiempo. Abrió adormilada los brazos y su apenas mes de vida se estrepitó contra el suelo.
Se culpa una y mil veces y no logra conjurar esas imágenes.
Una amiga la exorciza confesando misma pena.
Y ríen las dos, y brindan aliviadas por la vida.
Las madres siempre están fantaseando desgracias.

Para el lector paciente.

03 octubre 2014

Denuncias y amores

Denuncio los besos fingidos, los aspavientos de cariño simulado.

Denuncio el terrorismo íntimo, denuncio el cotilleo, denuncio entrometerse en la libertad ajena, denuncio la falta de calor, de respeto, de educación. Denuncio los gritos, las improntas desairosas, el mal humor reiterado, el descontrol y la ira.

Denuncio la cobardía, el egoísmo y el mal carácter. Denuncio la rendición, la inapetencia y la no empatía. Denuncio el aislamiento, la falta de ética y no de religión.

Denuncio la incoherencia, los jueces sin medalla, denuncio las jaulas domésticas y el pan mal saboreado. Denuncio la hipocresía, el hacer por compromiso, las convenciones idiotas, la involución. Denuncio pastar con el rebaño, denuncio la intolerancia, denuncio el clasismo y el ser snob.

Denuncio que se resignen las vocaciones, las vacaciones por trabajo, las votaciones si es el pueblo el soberano. Denuncio la individualidad mal entendida, el amor mal aprendido, la vejez mal llevada.

Pero amo la vida, pisar las hojas de los árboles de otoño, el olor a césped recién cortado.
Amo un café humeante frente a un gran ventanal mientras la lluvia golpea con fuerza los cristales.

Amo el sol del invierno cuando entra por mi ventana y en la cama se recuesta.
Amo las charlas nocturnas, ahondar en las pobrezas, hurgarlas, sacarlas y observarlas de frente.
Amo mirar a los ojos, sonreír sin motivo, llorar sin argumentos.

Amo dormir un poco más los domingos y alargar la noche los sábados. Amo besar la piel de mi hijo pequeño después del baño y hablarle de filosofía al mayor. Amo llegar a casa sabiendo que me esperan, amo quedarme a solas cuando se van.

Amo si un desconocido comienza a desvelarse, amo quitar las hierbas de mi jardín y reflexionar sobre el mundo mientras aseo la cocina.
Amo encontrar buena música, buenos libros, buena gente.

Amo descubrir sin sorpresa que me queda mucho por aprender sobre mi misma, que a pesar de todo mi capacidad de ilusión está intacta, que sigo creyendo en las personas y puedo enamorarme como la primera vez.
Amo mi independencia, amo que nada restringe la libertad de mi espíritu, amo seguir tropezando con las mismas piedras porque sé que en algún momento pasaré a otra lección y será el tiempo del disfrute.

Amo jugar a la guerra de cojines, reírme hasta que duelan las costillas y, cuando toca, ser como un árbol erguido que llora hasta que no hay lágrimas.

Amo caminar bajo la lluvia, detenerme empapada y sentirla sobre la piel.
Amo el café de las mañanas, las tostadas que nunca me preparo y los rojos tacones que nunca llevo.

Amo encontrar gente decepcionante, y no porque sea masoquista, sino porque la vida se encarga de ir haciéndome camino.

Amo la serenata que nadie me ha dado y el encuentro inesperado al doblar la esquina.

Amo mis vivencias, todas me han hecho crecer.

Amo a quien se da sin reservas, a las manos que no señalan y se regodean en caricias sin preguntarse por qué. Amo a los viejecitos que aún caminan de la mano.

Amo las puertas automáticas de los supermercados porque no les importa quién seas, lo que tengas o cómo vayas ataviado para dejarte entrar.

Amo a quienes no tienen miedo, que se reinventan conforme pasa la vida, que luchan por lo que quieren y saben esperar.

Amo el olor de la casa de mi madre y reconocer el de cada uno de los que amo.
Amo mirar viejas fotografías, cuando la niña que fui tenía seis años y el mundo era todo lo que se abría a partir de casa.
Amo saber quién viene con sólo escuchar la forma de caminar, amo el tango que no han bailado conmigo, el cigarro que enciendo para otro, el prender velas e inciensos en la oscuridad.

Que en el lienzo que despliego a diario, soy yo la que elige los colores y sé quién soy, por sobre todas las cosas.


02 febrero 2014

Tiempo subterráneo


El amor se manifiesta en tiempos opacos.
Cuando la oscuridad niega avanzar.
Cuando los signos de la madurez, que dibujé en tantas firmas,
acaba atándome, obstaculizándome el alma, el vuelo, la holgura.
Estoy atada, con las alas partidas como cuajos de jazmines.
No importa qué traje me imponga en cada ocasión,
ni qué tan bella pueda soñarme.
Esta realidad acobardada... Esta tierra que no es mía..
La mirada que te robo cuando no puedo más...
Amordazada y prisionera - si fuera tan sólo eso-
sé que este sueño inventado es aún más imposible
que cualquiera que desee dormir en tu cama.
Mi vida en la tuya no está en tus planes, ni en tu voluntad...
Me muero porque me asaltes,
me destroces el alma con tus secretos,
me desnudes la mente y afloren estas ideas,
estos locos deseos de contarte que yo te conozco,
que yo perdí el tren.
Mirando hacia afuera ibas. Yo en el andén.
Ni siquiera era oportuno que me vieras.
Apenas un instante, el tiempo de los carriles
virando hacia otra estación.
Tarde...Tan tarde que hasta arruiné una cita
recordando tu expresión.
Me quedé absorbiendo aquel rostro mio reflejado en tu vagón.
Vos dentro, rumiando quizás tus penas.
Si te bajaras aquí..!- me dije.
Si nos encontráramos las vidas; sucumbirían los tiempos subterráneos?
Se desatarían mis manos y me elevarían?
Pero si tan breve ha sido todo....
Yo no quiero que sigas rumbeando viajes que no imagino.
No pertenecer a tu historia me daña,
me deprime, me deja más sola y tonta aún.
Por un segundo: arrojarme al vacío.
El tren se detendría y vos asomándote: -Qué ocurrió?
Pero no soy tan valerosa, amigo mío.
Tal vez cuando te respondieran
hundirías la cabeza en alguna revista horas antes comprada.
Volverías a masticar tus zonas, tu amuermada cara matutina.
Ignorando mi proeza irreversible,
el inútil sacrificio fragmentado de mi absurdo corazón.


09 enero 2014

Versos de invierno y veredas nocturnas

Hoy, enero de 2014 ya mis versos vuelan libres del cajón.

Miércoles 22 de enero, Museo Ramón Gaya, Murcia, 20 horas. Mis versos de invierno y yo nos presentaremos mutuamente


Nos seguimos encontrando en las palabras. 
Un abrazo.
Claudia.


19 agosto 2013

La dirección

En la calle mayor del pueblo
al entrar, a la derecha
justo en la esquina hacía pico 
el bar "El Tiburón".
Y a su lado un sendero
conducía a la vieja ermita
de la Virgen Carrasqueña
sosteniendo al Menor.
Y enfrente de eso, muy alta,
la cruz en el poste opaco
hacía honores al niño
que ahí se estampó.
El hijo de la Raimunda,
pobre destino el del crío:
se pelaba un caramelo,
la bicicleta voló.
Y la Raimunda, tristona,
se esmeraba en poner flores
a la desgracia del sitio.
Y no contenta con eso
sacaba lustre a su acera
a tal punto que en verano
bien se reflejaba el sol.
Los vecinos se cansaban
de soportar los porrazos
pero su pena era grande
y callaban la ocasión.
Y al lado de la Raimunda
estaba la casa bruja
mentada así cuando el dueño
se enamoró
de una mujer muy rara
que no mediaba con nadie,
que usaba las greñas largas
y barría en camisón.
Ninguno supo por dónde
mandó a mudarse una tarde,
el tipo esperó paciente
y murió de insolación.
Pues junto a la bruja y Raimunda
estaba justo mi casa.
El número 27, 1º piso y portón.
Era fácil encontrarla,
las señas no tenían pérdida.
Aunque tú...
Aunque tú, mala memoria
y excelente orientación.



01 junio 2013

De letras que me guardas

"H   áblame para que yo te conozca" Séneca.

He escrito millones de palabras de las que sólo has leído poco más de cien.
Pude entender, por ese entre otros signos, que el tiempo de las confidencias
no podía acelerarlo.
Tampoco atropellarme con las horas de amor que quisieras darme
o con tu limitado tiempo,
desperdiciado en el cansancio que te impide siempre disfrutarlo.
Sé que sufres
como también sufro.
Como sufren los cuarenta y pico millones de argentinos o los cuarenta y pico millones de españoles.
Todos buscamos eso que la vida nos adeuda.
Y mientras tanto
vamos matando el tiempo.
Algunos trabajan, otros hacen lo que pueden. 
Y yo escribo. Puedo refugiarme en mis vidas paralelas, tengo tantas...
Por eso no creo en tu soledad ni en tu orgullo, ni en tu desgano por la vida,
ni siquiera en las palabras que refutan
lo que tus manos consienten cuando andan por las mías,
la energía que desprendes cuando llego yo.
Pero creo que un día
cuando des vuelta una página y te estrelles con mi letra
o cuando busques tabaco
y aparezca una nota dedicada junto a mi huella labial,
desarmaré tu coraza sin ningún aviso previo 
habré, por fin, rebatido tu pose imparcial.
Y quizás entonces
te atrevas a escribirme,
a regalarme las letras que me guardas.

Pablo Picasso

28 mayo 2013

In memoriam G


"No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada."  Elegía, Miguel Hernández.

Me hablas en sueños,
los seres de la noche te gobiernan.
Un amor, un candil y unos ojos claros
visten tu manso triángulo.
Has venido desde lejos para quedarte tan cerca...
Y una luz explota en otra
que te cubre y que te guarda.
Alguien canta al barquero del Río Yi
mientras lo cruzas en paz.